Arasanz Garcia

ArasanzGarcía

Orballu, íberos, viento y silencio.

Viento y silencio.

Escrito por Javier (Navegante), fechado el 25 de mayo de 2019.

Parque cerrado en Zaragoza.Directos a Belchite entre ráfagas de viento.Eran las 8:32 de la mañana cuando llegamos al parque cerrado del Palacio de Congresos, todos los dias esperamos grandes novedades en ruta, pero en este caso las dos primeras fueron en el mismo parque cerrado. Maule nos acompañara con Jorge en este ultimo día del PuntApunta, es agradable volver a verla, su entusiasmo nos alegrara cada minuto de ruta. La segunda de las emocionantes novedades es que Javier monta a Roberto, un gran amigo, y le brinda un paseo por el parque cerrado, es ligero y su ilusión nos contagia y nos llena de una contenida alegría, con un bronco sonido en mis cilindros le despido cuando se desmonta y con una enorme sonrisa colgada de su afilada figura, se pierde entre la multitud de motos , moteros y personas del staff que conformamos esta extraña familia.

Partimos a las 8:44 del 25 de mayo, con un ululante sonido entre edificios, pronto saldríamos a las carreteras y desde la circunvalación Z-40 tomamos camino por la A-68 para en Cartuja Baja abandonar las autovías y pasar a carreteras mas adecuadas a nuestro periplo. El viento nos empuja con severidad, mientras rodamos la CV-624 flanqueada por llanos de cereal y constreñida por cerros de espartos, yermos y resecos, el viento sopla a nuestro alrededor, se parapeta detrás de los taludes para empujarnos con fuerza en los llanos y linderos. Cada vez que cruzamos una depresión, parece que este impasible viento, ha tomado fuerza y nos vuelve a empujar con sus manos invisibles de aire con uñas de fino polo en su extremo.

De esta manera, entre la compañía del viento, y de los yesos blanquecinos de un suelo casi muerto, nos acercamos a Belchite, en una depresión un pájaro volando a ras de suelo, descolgado desde una ladera próxima a nuestra izquierda:

- Mira Blanquita una perdiz, volando bajo para compensar el viento, ¿Donde estará la pareja?.

Con interés, la mirada de Javier se centra en el rectilíneo vuelo del pájaro, de la reina de las gallináceas, para perderla en mitad del cereal marchito del rastrojo. Mientras, se protege de las ráfagas de viento sobre mi deposito, como queriendo buscar refugio en mi, eso me reconforta, siento su aliento en mis plásticos y me llena de bonanza y de calma su cálido aliento.

Belchite.Llegamos a Belchite, con dos pueblas en uno. Ya hemos estado Javier y Yo aquí hace algún tiempo. Antiguo Belchite, destruido de bombas y morteros y Belchite, el pueblo de ahora, vivo y con casas modernas, todo reconstruido. A su salida tomamos la A-222, entre estepas de cereal y espartos, salpicada de montes sin arboleda, blancos y solitarios. Vamos a buen ritmo, a pesar el violento ataque del impertérrito viento y con estas llegamos a Muniesa, antes de llegar a Cortes de Aragón, abandonamos la confortable carretera y pasamos a otra mas estrecha, rodeada de espartos, y enanos tomillos y espliegos salteados. Seguimos por este paraje desolado, mi electrónica se mantiene alerta a pesar de la monotonía de este desértico paraje, si fuera algo más humana, iría medio desconsolada por la desolada tierra que nos contempla, nosotros vamos de paso, pero ella se queda aquí en su soledad infinita.

Pasamos Plou, siguiendo la A-2514 y en las postrimeras de Huesa del Común, después de unas curvas enlazadas, parece que el horizonte nos quiere deparar alguna alegría en forma de montes y bosque de arboleda, al final de una corta recta, el pueblo se dibuja frente a un pequeño macizo de montañas rojizas y ocres, salpicadas de crestones de grises piedras y de manchas de verdes brillantes, destaca el Castillo de Peña Flor, en esta ruta del Cid hacia Valencia. Mi animo se inflama y las explosiones de mis cilindros se hacen más acompasadas, también Javier se yergue sobre el parabrisas, como para alcanzar mas con la vista. La franje verde de caducas y monte bajo, acompaña al rio Aguasvivas, sobre el que se asienta la población.

Huesa del Común, camino del Cid.Puerto de Fonfria.Seguimos ascendiendo, y aparecen almendros y espinos entre los paramos de espartos y tomillos. Era una ilusión, una esperanza de ver verde y bosque que se queda en eso solamente. Volvemos a cerros de suaves y bajas cumbres, aunque hemos ascendido casi 600 metros desde nuestra salida a 210 metros, no hemos llegado a ver moles de enormes rocas a nuestro alrededor, ya va siendo hora de cambiar de rumbo y enfilar hacia las montañas. Pasamos pequeños valles y barrancos que cruzan la carretera. El ascenso se hace mas perceptible y las laderas empiezan a afilarse, en sus caras, aparecen enebros, sabinas y carrascas, los tomillos se yerguen entre romeros y algún que otro roble. En Rudilla, aparecen paramos de cereal, pero los montes cubiertos de espeso montarral silvestre y mediterráneo nos indican que algo si ha cambiado.

Vadeo en Barrachina.Maule y Jorge en Barrachina.Pasamos Fonfria y en el puerto del mismo nombre alcanzamos nuestro techo del día con 1479 metros. El Puerto de Fonfria, entre pinos negros y enebros, con cerros y barrancos y en sus laderas colgando las masas de pino repoblado que sujetan los suelos. Descendemos por la A-2513 atravesando Ollalla y Cutanda, entre siembras recogidas y salpicones de monte, por fin el terreno ha cambiado, ya es más alegre, hay mas curvas en la ruta y el viento parece haber desistido de entrar en tan abruptos paisajes, dándonos un merecido descanso, desviamos nuestro camino hacia la A-1508 y cambiamos de rumbo 227 a 150. Antes de llegar a Barrachina un pequeño descanso, un vadeo sobre el rio Pancrudo y parada en El Rincón de Barrachina, donde la organización ha montado el tentempié de este día, son las 11:22, buena hora para el almuerzo de los riders. Ha estado lloviendo y la ruta OFF de hoy se anula por el barro acumulado en este centro de preparación.

Se estremecen mis plásticos al volver a vadear el arroyo para alcanzar la carretera, son las 12 del medio día y ya estamos en el stop de acceso a la carretera A-1508, que nos llevara a Barrachina, tomamos la TE-V-1011 siguiendo el curso del rio Pancrudo hasta el enlace con la N-211 que enfila sus lineas blancas hacia el este y a buen ritmo llevados por la anchura de la vía con arcenes y bien señalizada de largas rectas, suaves cambios de rasante y amplias curvas de tumbadas interminables. Pasado Martín del Rio nos unimos a la N-420 para continuar con el buen ritmo que traemos, el paisaje de ondulados horizontes y profundos valles moteados de coníferas en el esplendor de la salvaje primavera nos deleita con su compañía y hace que mi electrónica se sienta suelta, tranquila despierta en un sueño de paz y luces.

The Silent Route.

Tomamos desvío pasado Castel de Cabra hacia La Zoma por una carretera vecinal la TE-V-8211, estrecha, caprichosa y coqueta, bordeada de monte y siembra como en una eterna lucha del bípedo con la naturaleza.

Alberto y Javier.- Blanquita estamos llegando a "The Silent Route", una ruta de curvas, acantilados, formas petreas caprichosas y de mucho silencio.

Llegamos a Ejulve y topamos con la A-1702, Javier tenia razón, un poco mas adelante nos encontramos con el hito de la afamada ruta, en un recodo del serpenteante camino una pequeña explanada y un cartel que nos confirma que estamos en la ruta silenciosa, de pueblos abandonados, de vida salvaje y de agrestes cumbres y valles. Paramos en el recodo y los riders se hacen unas fotos, Maule, Alberto, Jorge y Javier posan con diferente acierto para la posteridad de la intimidad de las fotos de familia.

Unas curvas más adelante en las cercanías de Montoro de Mezquita, nos damos de bruces con unas protuberancias semicilíndricas de roca, son Los Órganos de Montoro, horadados por el rio Guadalope, con el cincel que da la eternidad, el viento y el silencio. Algunos dicen que en los días de viento, resoplan con un callado, continuo y lastimero susurro. Seguimos por nuestro recurvado camino, entre carretera en obras, vamos avanzando entre un sobrecogedor silencio, con la única compañía de los escarpados cerros y de nuestros corazones de metal reverberando entre cuencas y valles. Mecidos por los sonidos de esta silenciosa carretera, vamos descubriendo sus secretas curvas, sus incontables cortados y sus cortos llanos.

Pasamos Villarluengo y nos desviamos hacia la VF-TE-16, carretera estrecha y salpicada de vez en vez de orgánicos restos de los habitantes cuadrúpedos de la zona.

- Cuidado Blanquita que hay cacas.

Gracias Javier, lo había notado, estuve a punto de decir, pero seguí concentrada en intentar que Javier no las pisara. De cuando en cuando nos encontrábamos grava en la calzada, a veces más de la que aparentaba haber, como queriendo daros una sorpresa, pero Javier a pesar de ser humano, no se despista y sigue pendiente. En las curvas procura tomarlas lo más recto posible para impedir que las fuerzas de la física no nos hagan resbalar con la piedrecillas acumuladas. El paisaje es precioso, se alternan llanos pequeños con enromes desfiladeros y en aquellos predominan siembres y en estos monte mediterráneo, acebuches, carrascas, enebros algunas alamedas en los profundos valles de los someros ríos que conforman las oquedades de este silenciosa tierra. Los farallones de piedras grises nos miran con desgana, como si nuestro sonido perturbara su eterno letargo.

Las ruta del silencio en Teruel.

Al poco de pasar Tronchón, abandonamos las queserías de Teruel y la TE-V-8424, para entrar en la CV-1231, indicándonos que estamos en La Comunidad Valenciana, entramos en la Provincia de Castellón. El primer pueblo, Olocau del Rey me sorprende. Javier se agacha y me comenta:

- Mira, el castillo en ruinas de Olcaf, fortificado por el Cid, estamos en tierras del camino del Cid, bueno de uno de los caminos de aquel mercenario del medievo. Mi querida "babieca blanca" los siglos nos contemplan desde las ruinosas murallas enterradas en los años y la intemperie.

Entre Teruel y Castellón.Carreteras serpenteantes cerca de Morella.Despues del descanso más cruvas.Seguimos pues Camino del Cid en dirección a Morella, nada mas pasar Forcal, nos cruzamos con la CV-14, donde haremos un descanso y refrigerio paras "las Babiecas" de los riders. Ascendemos por la carretera unos 400 metros y en la estación de servicio, repostamos nuestro brebaje de octanos, tan necesario. Hablan los riders del camino y de las bondades de las vistas, también de las hermosas carreteras y sus sinuosos trazados. Un descanso y al fondo Morella, la parte noroeste, de la que cuelgan las murallas del Castillo, entre el bosque de pinos de la falda del cerro. Conocemos la zona, ya estuvimos hace un año por estos rocosos parajes.

Volvemos sobre nuestras rodadas los 400 metros y al pasar por el cruce del que salimos antes los riders ponen el roadbook a cero. Seguimos por la carretera de buen asfalto, ancha y con arcenes. Rodeados de cerros y altiplanos, en los que proliferan los almendros, olivos y cereales, algún huerto en las defensas de los valles y montes de romeros, tomillos, hergenes, espliegos y retamas, entre carrascas, acebuches, pinos y enebros. Llegamos a la N-232, donde admiramos el paisaje de Morella desde el sureste, tomamos la nacional brevemente, ya que a los pocos metros desvío a la derecha por la CV-12, ascendemos en la Sierra del Águila, pasando por el Mirador de Morella, una ultima vista a la amurallada ciudad para seguir nuestro camino en leve ascenso, hoces de asfalto, rectas y curvas nos van encaminando hacia el sur.

Abandonamos la CV-12 para incorporarnos a la CV-15, por la que seguimos ascendiendo y llegamos a Ares del Maestrat, donde tenemos un CP de la organización, en la parte más alta de este ultimo tramo de la ruta de hoy, a 1140 metros, paramos en el control y hacemos un merecido descanso. Los riders van a sellar el pasaporte y nosotras quedamos en compañía de un montón de hermanas aparcadas en este mirador de la sierra. Al poco veo a Javier en compañía de Laura que pasan a tomar un refresco al saturado bar.

Desde la explanada se divisa en la protuberancia rocosa de Ares, el Castillo de Ares, otra ruina medieval de la ruta del Cid. Emplazamiento defensivo enrocado el rey en la torre de piedra al borde de la cuidad y de los precipicios que la rodean.

Proseguimos viaje y admiramos la vista de la carretera en su abrupto descenso en cerradas curvas y vueltas y revueltas, una caída de 260 metros en apenas 5 Km, que desde la altura del tramo en que nos encontramos es espectacular. Según vamos vamos avanzando, también vamos bajando en altura, las tierras protegidas de los fríos del invierno se llenan de arboles frutales, entre olivos y huertos, salpicadas de viñedos. Ahora viajamos siguiendo el barranco de las torrenteras de las lluvias invernales, al ancho barranco señala la fuerza de las aguas ladera abajo y la rambla árida, arrastrada de cantos redondos y romos, desnuda de vegetación y como una herida en la fértil tierra, nos indica el camino del mar Mediterráneo. La rambla Carbonera nos indicara el camino de Castellón hasta que tomemos desvío en Vall d'Alba por la CV-159, estamos ya en los llanos próximos al mar, apenas 270 metros por encima de su nivel.

Camino del parque de las Palmeras.Dejamos al norte Cabanes y tomamos entonces la CV-1486 para en breve entrar en un camino vecinal, camino del Miravet, que desemboca en la CV-147 que da acceso al Desierto de Las Palmeras. La estrecha carretera bordeada de pretiles de piedra y vallas de acero, con accesos particulares y entradas a los cercados, está mas transitada de lo que parecía y al cruzarnos con vehículos hay que hacer malabares para dejarnos hueco mutuamente, hacemos un alto inesperado en el camino, una moto y un coche se han encontrado en una parte mas estrecha y las dos ruedas han sucumbido ante las cuatro, un pequeño susto y seguimos adelante, ya en grupos de motos nos sentimos más protegidos. Ascendemos hasta los 412 metros en la misma entrada al Desierto de Las Palmeras, y desde aquí comenzamos descenso al abrigo del justiciero sol de la tarde. Nos rodea un monte de pinos y en la bajada vemos diferentes puntos con corredores, bicicletas y puntos de control de la carrera que se disputa este sábado por el inclinado monte del paraje natural, desde el que se divisan al fondo Oropesa, Benicasim y Castellón, nuestro cercano destino.

Apenas 40 Km para la llegada, algo encoje nuestros cilindros y parece que aminoramos la marcha, como no queriendo terminar, volcamos a la N-340 y entramos en la urbe por la Ronda Sur, hasta el sellado en la BMW de la Avenida de Valencia. Solo 18 kilómetros y habremos terminado, entre coches y calles vamos lastimeros hacia el mar. Tomamos la carretera de acceso al puerto y llegamos al Grao de Castellón a las 18:18:25 de este esplendido día 25 de mayo de 2019. Junto a la playa, último sello y vertido del agua de los Mares de Galicia, uniendo el Oeste y el Este, entre el orballu, los Íberos, el viento y el silencio.

Llegada al Grao de Castellón.

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